- El mandatario provincial busca posicionarse como un “equilibrista” entre los polos extremos que vivifican La Libertad Avanza y Unión por la Patria.
- Los objetivos: desdibujar frentes opositores hacia adentro y evitar crisis como la de Misiones exigiendo fondos a Nación.
Por Emiliano Frascaroli
Gustavo Sáenz no es ni Osvaldo Jaldo ni Axel Kicillof. El salteño “equilibra” posiciones, a diferencia de su par tucumano que se alineó con Javier Milei ofreciéndole sus diputados y del bonaerense que se diferenció de las políticas nacionales desde el primer momento. En todos los casos, los mandatarios toman posicionamientos a partir de análisis que combinan cuestiones de supervivencia gubernamental, futuro político personal y pertenencia político-ideológica. Algunos de esos tópicos pesan más que otros en las determinaciones finales.
La convocatoria- aun no oficializada- al llamado “Pacto de Güemes” o “Pacto de Junio” que realizó Sáenz opera en tal sentido: marcar una diferencia con el fracasado “Pacto de Mayo” de Milei y abrir un espacio de “centro” dispuesto a “dialogar” con el oficialismo, en lugar de enfrentar sus políticas. Por eso ha deslizado que la intención es reclamarle a Nación la restitución de fondos para obras, los fondos para subsidiar el transporte y los correspondientes al incentivo docente.
El objetivo de ese pacto es tener un documento para ser exhibido ante la Casa Rosada como la expresión genuina de una provincia entera que reclama por aquellos fondos recortados. Pero lo que verdaderamente se busca es crear el hecho político: que los polos opositores al Gobierno Provincial definan su lugar para las próximas elecciones. Si los diputados nacionales de La Libertad Avanza no asisten podrán ser tildados de anti-salteños, al igual que los de Unión por la Patria, a quienes en realidad se busca aislar para luego fagocitar.
La estrategia a corto plazo de Sáenz, entonces, se basa en dos postulaciones: conseguir los fondos nacionales para evitar un caso Misiones durante su mandato y mantener el liderazgo de un espacio pluri-ideológico que desdibuje las construcciones frentistas a sus costados. El hilo entre ambas maniobras es el discurso de neto corte provincialista, casi sin definiciones partidistas, con reiteradas menciones a Dios y a los santos patronos de la provincia.
Para concretar el primero de ellos tiene votos que Milei necesita en el Congreso para la Ley Bases: los de Pamela Calletti, Pablo Outes y Yolanda Vega en Diputados y, hasta ahora, solamente el de Juan Carlos Romero en el Senado. Para el segundo, ya tendió puentes con Karina Milei y Martin Menem con el recibimiento oficial tras la inscripción del partido libertario en la provincia, un movimiento que ha provocado un tembladeral en el macrismo salteño toda vez que LLA se comería su caudal electoral.
SALIR DE SALTA
Y más allá de las fronteras provinciales, Sáenz teje alianzas estratégicas con sus pares a partir de consensos sobre temas que aúnan intereses, y que se escapan a posicionamientos coyunturales como pueden ser la restitución del Impuesto a las Ganancias a los trabajadores o el reclamo por obra pública. Es el caso de la conformación de la Mesa del Cobre, una instancia que emula la Mesa del Litio pero que amplía la participación a provincias que no cuentan con reservas del “oro blanco” pero si del mineral conductor por excelencia de la electricidad, ambos sumamente clave para el proceso de transición energética.
La triangulación Salta-Jujuy-Catamarca (que concentran la mayor parte del litio en suelo argentino) se expandió con lógica cuprífera a San Juan y Mendoza. Los gobernadores Sáenz, Carlos Sadir (Jujuy), Raúl Jalil (Catamarca), Marcelo Orrego (San Juan) y Alfredo Cornejo (Mendoza) firmaron un acta constitutiva que pide a las mineras concretar las inversiones anunciadas y que sirvió también como apoyo al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) de la Ley Bases que se debate en la Cámara alta.
“El momento para que se concreten las inversiones reales en cada una de nuestras provincias, es ahora (…). Esperamos el compromiso y el esfuerzo de quienes hoy son los titulares de proyectos con mayor grado de avance hacia su construcción”, señala el texto firmado por los cinco Gobernadores y por el secretario de minería nacional Luis Lucero. La misiva destaca también el favorable contexto internacional con el alza de precios y la proyección de aumento de la demanda del mineral en el mundo.
Tal vez por el RIGI y la cuestión de votos en el Congreso se invitó al evento minero al cordobés Martin Llaryora, pese a que un sector de los empresarios industriales de la provincia mediterránea fustiga contra la “competencia desleal” que generaría el RIGI, que exime de impuestos varios a las empresas que decidan invertir 200 millones de dólares, les otorga libre uso de las divisas y las exime de condicionamientos para abastecer al mercado interno habilitando la libre exportación, entre otras. “Generoso”, diría Sáenz.
Esa competencia desleal también se vio reflejada en la figura de Llaryora ante sus comprovincianos en el acto del 25 de mayo con Javier Milei: mientras los presentes en la Plaza San Martin recibieron con vitoreo a Karina Milei, a la vicepresidenta Victoria Villarruel, al ministro Luis “Toto” Caputo y al riojano Martin Menem, hubo rechazos para el titular del Panal (como se conoce a la Casa de Gobierno cordobesa) y para el intendente Daniel Passerini.
Para los militantes y empleados del Gobierno Provincial que pululan en las redes sociales la praxis política de Sáenz es digna de un conductor nato con proyección nacional. Es probable que el titular del Ejecutivo local mantenga sus aspiraciones a nivel país, tal como se vio reflejada con la candidatura a vicepresidente con Sergio Tomas Massa en el 2015.
A diferencia de Kicillof, Sáenz podría re-reelegir con el beneplácito de la Corte de Justicia y sus interpretaciones político-jurídicas y con el polémico sostenimiento del voto electrónico. A diferencia de Jaldo, el salteño mantuvo una relativa distancia al no entregarse por completo a las órdenes de quien se considera el segundo líder mundial de la derecha. Entonces, su proyección nacional podría darse ya sea en una alianza con el oficialismo libertario para 2027 o con lo que surja hacia 2031.