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- Se trata de Vicky Kopelowicz, quien citó estudios para afirmar que solamente un 17% de los adolescentes jóvenes usa condón regularmente.
- “Es más económico prevenir una infección que curar”, sostuvo la empresaria que señala una “falta de campañas de prevención”.
A principios de diciembre de 2024 el diario español El País tituló: “Milei deja a Argentina sin políticas estatales de control de natalidad y de salud sexual”. En la nota, firmada por Mar Centenera, se aborda el ajuste del gobierno libertario en la distribución de anticonceptivos, la interrupción en la entrega de medicamentos para abortos y el desfinanciamiento del plan ENIA, diseñado para prevenir embarazos adolescentes.
Ese recorte estatal tiene su correlato en la vida sexual de la ciudadanía, en la industria de los preservativos y en la salud pública que debe afrontar el impacto de los casos de infecciones de transmisión sexual (ETS).
Desde el punto de vista económico, la dueña de la fábrica de profilácticos Tulipán, Vicky Kopelowicz, advirtió que han registrado una caída en las ventas en todo el país: “Faltan campañas de prevención. Por más que estamos reactivando, la verdad es que el consumo de preservativos está bajando”.
Asimismo, la empresaria dijo que hay estudios que revelan que solamente un 17% de los adolescentes jóvenes utiliza condón en cada acto sexual, pese a ser el método de doble barrera más eficaz para prevenir embarazos no deseados y enfermedades. El dato coincide con el estudio de la organización AHF Argentina que, en 2021, consultó a 6.814 personas y la mayoría respondió que usa preservativo en algunas ocasiones o nunca.
“Es más económico prevenir una infección que curar”, señaló Kopelowicz en la entrevista con “La Fábrica Podcast”. Sobre este eje, vale citar a la socióloga investigadora Silvina Ramos del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), quien explicó en Chequeado que la reducción en la cantidad de insumos distribuidos por el Gobierno “va a traer consecuencias negativas importantes en la vida y el bienestar de las mujeres”.
Dice Ramos: “Si hay menos insumos hay menos acceso a la prevención de un embarazo que no se desea tener en ese momento de la vida. Y, a su vez, la falta de insumos para el aborto van a afectar el acceso a la interrupción voluntaria, entonces esos embarazos no intencionales se van a terminar transformando en maternidades forzadas y sabemos que la maternidad forzada afecta obviamente la integridad física y psíquica de las personas y también afecta su proyecto de vida y las oportunidades de desarrollo personal”.
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