Lesa Humanidad: condenan a perpetua a 4 exjefes policiales por matar a un trabajador
La víctima, Calixto Salazar, fue secuestrado ilegalmente en los primeros días de septiembre de 1976 y llevado a la Comisaría 4ta, donde fue asesinado. Los autores del crimen inventaron que hubo un enfrentamiento con «grupos subversivos». El Tribunal calificó el caso como un crimen de lesa humanidad.

Virtom Modesto Medíaz, exjefe de la Policía salteña; Joaquín Guil, exdirector de Seguridad; Roberto Arredes, exjefe de la Dirección de Personal; y José Manuel Reinoso, quien estuvo a cargo de la Comisaría Cuarta en 1976 fueron condenados a prisión perpetua por el crimen de Calixto Salazar, un trabajador del Matadero Municipal.
En su fallo, el Tribunal Oral Federal Nº 1 consideró que los cuatro acusados fueron autores mediatos de los delitos de privación ilegítima de la libertad en concurso real con homicidio calificado por alevosía en perjuicio de Calixto Salazar. También ordenaron que se mantenga la prisión preventiva dispuesta con anterioridad.
Los jueces Federico Díaz y Mario Marcelo Juárez Almaraz y la jueza Liliana Snopek (presidenta) entendieron que los delitos imputados revisten el carácter de lesa humanidad, pues fueron parte del plan sistemático de represión ilegal desplegado en esos años. En igual sentido se expidieron el fiscal federal Carlos Amad del Área de Derechos Humanos de la Unidad Fiscal de Salta y el fiscal ad hoc Juan Manuel Sivila.
De esta manera, el fallo zanjó una controversia de larga data en esta causa, donde las defensas cuestionaban la competencia federal. Vale mencionar el fallo de la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal que recomendó la realización del juicio para definir la calidad de los delitos.
Los jueces dieron por probado de que Zalazar fue detenido ilegalmente en los primeros días de septiembre de 1976 y alojado en la Comisaría Cuarta, sindicada como un centro clandestino de detención y tormentos, práctica habitual del aparato represivo estatal vigente en esos años, detallaron fuentes judiciales.
El trabajador salió muerto de esa seccional policial, donde fue asesinado con un fuerte golpe en la cabeza. Según el fiscal Amad, Calixto Zalazar fue víctima de un policía de apellido Astigueta (fallecido), quien contaba con el respaldo de los exjefes policiales juzgados por la represión ilegal de las personas detenidas.
De acuerdo con la acusación, Zalazar fue sacado del calabozo debido a sus constantes quejas y llevado al patio. Allí fue castigado y lo remataron de un “culatazo” en la nuca, crimen que fue presentado luego por los acusados como un hecho producto de un enfrentamiento entre “grupos subversivos”.
«El cadáver de Zalazar fue trasladado a un terraplén de Villa Primavera, en un extremo opuesto a donde residía la víctima, donde fue abandonado envuelto en una bandera y con una ametralladora sujeta en la mano«, informaron fuentes del caso.
Para el fiscal Amad, se utilizó esta modalidad con el único objeto de presentar a Zalazar como un «enemigo» de la sociedad, una estrategia que era parte del Terrorismo de Estado. En rigor, fundamentó que la víctima no era parte de ningún grupo político y tampoco presentaba peligro alguno para la comunidad.
Amad sostuvo que la detención de Zalazar es una clara muestra de la discrecionalidad que tenía la fuerza policial como brazo operativo para elegir al “enemigo” de la seguridad nacional. “Lo hicieron porque sencillamente podían”, resaltó.
En base a las pruebas y los argumentos expuestos, la fiscalía solicitó condenas de 10, 15, 18 y 20 años de prisión para Mendíaz, Guil, Arredes y Reinoso, en tanto, que el abogado Gastón Casabella, en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, pidió la prisión perpetua de todos los acusados.
Las defensas, por su parte, reclamaron la absolución por prescripción de sus defendidos, planteo que hicieron en caso de que el tribunal hiciera lugar al pedido de incompetencia federal. De manera subsidiaria, plantearon que sean absueltos por el beneficio de la duda.
Poco después del mediodía el tribunal dio a conocer su veredicto condenatorio, lo que desató el festejo de los familiares de la víctima, quienes siguieron las audiencias de debate desde el inicio del juicio.