«La riqueza cultural de Salta está en la diversidad»: Carlos Muller, director de Tewok

Se proyectará el documental Tewok, que reconstruye la memoria del pueblo wichí del norte salteño - Foto: Agustín Ochoa
A las 20:30 en la Usina Cultural se proyectará «Tewok», un documental sobre el pueblo Wichí basado en el trabajo del historiador y escritor indígena Laureano Segovia. El director del film Carlos Muller cuenta cómo se realizó la pieza que recopila imágenes inéditas de las comunidades del norte salteño y cuyo objetivo es reivindicar los derechos de los pueblos originarios. «Tenemos que saber que hay una cultura; una cultura que resiste, que se ha ido transformando pero está viva. Y hay una lengua que también está viva», afirma.
Nacido en 1948 en Misión San Andrés (Formosa) y criado en Misión La Paz (Salta), Laureano Segovia fue un historiador y escritor wichí que ha sido fundamental para la lucha de los pueblos originarios de la región. Desde 1990 y hasta su fallecimiento el pasado 3 de febrero a causa de la Covid-19, el hombre se dedicó a recuperar la memoria Wichí a través de la lengua mediante entrevistas realizadas a los adultos mayores de la zona del río Pilcomayo, en el norte argentino.
Segovia comenzó su trabajo con una bicicleta y un cuaderno y al pasar los años siguió con una motocicleta y un grabador. Después tuvo una máquina de escribir, con la cual pudo materializar el primer libro que escribió en lengua wichi y que, tras la exposición en la Feria del Libro en Buenos Aires, fue traducido al castellano. Luego publicó otras dos piezas y siguió recopilando información sobre su pueblo. Ahora, todos esos archivos fueron digitalizados y forman parte del documental «Tewok» que se estrenará hoy a las 20:30 en la Usina Cultural de la Capital salteña.
En el documental Tewok (que significa Río) se podrán ver filmaciones inéditas de hace 30 años- hechas por el escritor wichí- sobre la época del cólera que afectó a las comunidades del norte argentino en los años noventa, las primeras reuniones por la tierra, la toma del puente del río Pilcomayo en 1996 y, también, fotografías del Archivo General de la Nación que tienen que ver con la influencia de los ingenios azucareros (San Isidro y San Martín del Tabacal) o la conquista del Chaco Salteño. Laureano Segovia es prácticamente la única persona que habla y hace de interlocutor: lo hace en su idioma (por lo que hay subtítulos) y también en castellano.

La pieza fue dirigida por el escritor y realizador audiovisual Carlos Muller y el dirigente gremial Ricardo Bima. En el aspecto técnico trabajaron Maximiliano Montañez (cámara), Emiliano Alauie (sonido), Santiago Álvarez (edición) y Juan Martín Leguizamón (archivo). Muller ya había colaborado con Segovia en sus escritos puesto que se conocieron en 1994, cuando fue la Reforma Constitucional, proceso en el cual trabajó con las comunidades para informarles qué artículos se estaban modificando y en qué medida podían influir en su vida cotidiana.
«Ahí yo supe lo que estaba haciendo Laureano, que me pareció increible, extraordinario», relata el director de Tewok, quien forjó una amistad entrañable con el referente wichí. «Todos estos momentos lo pensamos para que sean un homenaje en vida. Lamentablemente no pudo ser«, explica Muller en una entrevista con el programa El Silbador (FM Noticias 88.1). Y se retrotrae a la etapa previa: «Fue muy difícil filmar los últimos tiempos porque (Laureano) tenía problemas de salud, problemas cardíacos, picos de presión. Y allá el tema de la salud, si bien ha mejorado algo, estos últimos tiempos ha sido una condena: no hay la debida atención, a veces no hay medios para transportar a la gente o no hay recursos en los puestos de salud».
El también director de «Donde hubo fuego. Memorias del Animanazo» contó que fue un trabajo «muy a poncho, casero, pero con un excelente equipo». «El espíritu del trabajo tiene un fundamento político muy fuerte, de reivindicación de los derechos«, se explaya Muller tras manifestar que es necesario «empezar a entender que la riqueza cultural de nuestra provincia está en la diversidad». «Quizás algún día tengamos un Ministerio o una Secretaría de Culturas y no pensando solo en que la cultura es una sino que la diversidad nos hace mucho más fuertes y ricos», reflexionó.
El espíritu del trabajo tiene un fundamento político muy fuerte, de reivindicación de los derechos
«Nosotros, en la película, llegó un momento en que dijimos ‘la historia de Laureano tenemos que contarla, que saber’. Porque el problema más grave que tenemos es que lamentablemente los wichí son solo noticias cuando ocurren hechos trágicos. Los conocieron en el centro, en Buenos Aires, cuando empezó el cólera. Y hoy en día son noticia los veranos cuando mueren los niños, que es un hecho terrible y es totalmente real. Pero además, tenemos que saber que hay una cultura; una cultura que resiste, que se ha ido transformando pero está viva. Y hay una lengua que también está viva«, afirma el escritor.

Muller recuerda que han entrevistado a la antropóloga y actual Decana de la Facultad de Humanidades de la UNSa, Catalina Buliubasich, quien interpretó el trabajo de Laureano Segovia con una frase: «Entendió que perder la lengua es como perder el territorio«. «Porque la gran fuerza de un pueblo está en su lenguaje», añade el director de Tewok, que hoy finalmente podrá hacer la presentación formal del trabajo luego de las peripecias de la pandemia.
Perder la lengua es como perder el territorio
A principios de siglo, Laureano Segovia pidió a Muller la colaboración para publicar sus libros «Otichunaj lhayis tha oihi tewok» (2005) y «Olhamel ta ohapehen wichi» (2011) que significan Memorias del Pilcomayo y Nosotros los Wichí, respectivamente. También ha escrito, en 1998, «Nuestra Memoria. Olhamel Otichunhayaj», de edición bilingüe wichí-castellano, informa el diario Página 12. Uno de ellos fue editado por EUDEBA. También fue miembro fundador de la FM Pilcomayo y tuvo un programa durante varios años: Muller contó que también hay imágenes inéditas al respecto.