Indignante: echan culpas a los wichís por la desnutrición que sufren

Lo manifestó Alejandro Deane de la Fundación Siwok y lo difundió la radio que hizo al diputado nacional Martín Grande Durand.
“Desnutrición: el wichi no entiende lo que es alimentación saludable”. El título de la nota se encuentra en la web de FM Profesional, la radio que hizo al legislador nacional Martín Federico Grande Durand (PRO), donde hasta hoy tiene programa.
La cita para dar contenido serían dichos del presidente de la Fundación Siwok, Alejandro Deane: “manifestó que si quieren soluciones para las comunidades originarias hace falta educación a largo plazo, con un sistema que los incluya en idioma y cultura”.
En un párrafo que combina lo estigmatizante, reduce la pobreza estructural y echa culpas a las propias víctimas, la noticia dice: “Las madres adolescentes que hay en las comunidades, los niños y los adultos no entienden lo que es alimentación saludable, no entienden la importancia de la higiene o de la calidad del agua que consumen, muchos de ellos no tomaron un baño en sus vidas”.

La supuesta “solución” que propone Deane, y azuza el diputado macrista, no es más que la profundización de una mirada occidental que no contempla a las comunidades originarias preexistentes al Estado-Nación de forma íntegra y va a contramano de los tratados internacionales con rango constitucional en Argentina.
El hecho de referir a la «educación» como la solución esconde un trato de superioridad del hombre blanco para con las y los indígenas. Se trata de un mecanismo que usó el imperialismo europeo al invadir tierras habitadas por comunidades de América Latina y el mundo. Por supuesto, se desconoce cabalmente sus costumbres, sus formas de vida y la idiosincracia que los hace como tal.
De hecho, es la misma idea occidental que promueve el capitalismo depredador de recursos naturales los que empujaron a la pobreza estructural de las familias originarias: los despojaron de su hábitat al extender la frontera agrícola y deforestar cientos de miles de hectáreas.
Ahora no sólo deben padecer la falta de agua potable y de un acceso al resto de servicios básicos considerados derechos humanos, sino también los señalamientos de quienes incluso se mueven entre ellos.
Quizás el ingeniero agrónomo Deane tenga intenciones honestas de ayudar a las comunidades. Pero debe ser el Estado el que iguale las condiciones de vida y no las profundice despojando a las etnias de sus herramientas de sustento y, al mismo tiempo, garantice el acceso a los servicios de salud, agua potable y alimentos.