El día que Darío Madile pidió miles de facturas y dejó la Panadería Social en quiebra

Madile estuvo a cargo de la Panadería Social por tan solo un año, período en el que habría dejado una deuda de unos 10 millones de pesos, sueldos adeudados y aportes no computados a trabajadores del organismo. El sugestivo encargo de productos panificados por casi $2 millones.

Por Carlos Córdoba

El presidente del Concejo Deliberante, Darío Madile, pidió a sus pares no descuidar el trabajo en las sesiones pese al calendario electoral. Paradójicamente, Madile buscara la reelección, con la cual sumaria ya más de 12 años con cargos en la Municipalidad. Comodín inexperimentado, ocupó lugares en Turismo, Gobierno, Oficios y hasta en Ambiente.

Su último cargo en el Ejecutivo fue el de Sub. Secretario de Relaciones con la Comunidad y presidente de la Panadería Social (enero a diciembre de 2019). En esta etapa sus resultados fueron escandalosos, pues existirían dos causas federales sobre un presunto desvío de fondos e irregularidades en la facturación del pan que administraba el municipio en aquel entonces por un monto que rondaría los $10 millones.

El programa Pan Solidario, más conocido como la “Panadería Social”, es una sociedad del estado que fue creada con el fin de brindar asistencia alimentaria a merenderos, comedores y hospitales de la ciudad. Su principal financiamiento provenía de la Cooperadora Asistencial, la cual dejó de existir en todos los municipios tras la sanción de una ley provincial desde el 2020.

Hasta ese momento, Madile se ocupaba de inventariar pedidos de pan para distribuirlos, justamente, en tiempos de su campaña electoral a Concejal. Muchos se preguntan si los encargos que hizo el titular del CD podían ser resueltos por una fábrica tan pequeña. BUUFO pudo acceder a un pedido por más de 90 mil facturas, casi 160 mil panes dulces y más de 90 mil tortillas, entre otras.

En concreto, en un expediente de septiembre de 2019 (Nº 55025 SG2019) figura un encargo por más de medio millón de productos (entre tortas, panes dulces, facturas, tortillas, etc.) para ser entregados en 15 días, por un valor de $1.798.940. Surgen al menos dos preguntas: ¿Cuántos expedientes como este habrán circulado durante ese año? ¿Cuánto facturaba al año la empresa? La información en este sentido es difusa o prácticamente nula.

Además de los abultados pedidos, la mala administración de Madile dejó como saldo 2 meses adeudados en sueldos a los trabajadores, lo cual derivó en múltiples paros y manifestaciones públicas. También habría deudas a proveedores, en AFIP, e incluso Anses por los aportes no realizados a los empleados.

Con total impunidad, Madile formó parte de las irregularidades que arrastraba la Panadería Social. Existirían dos causas federales que se encuentran bajo secreto de sumario. Allí se investigan la posible emisión de facturas apócrifas y el presunto desvío de fondos, entre otras inconsistencias administrativas que tienen larga data.

La sucesora de Madile, Daniela Vega, había advertido al asumir que la Panadería Social estaba “en déficit”. Tales afirmaciones fueron negadas, pero luego afloraron protestas de empleados del organismo que confirmarían tales detalles. Al mismo tiempo, en esa época también circularon imágenes que exhibieron la pésima higiene y seguridad del lugar administrado por Madile.

Si bien aún no está imputado, debido a que las causas se congelaron en los cajones del Poder Judicial salteño, queda claro que Madile fue cómplice de quitarle el pan a los más necesitados para atender sus intereses y relajarse en el exclusivo barrio privado Valle Escondido.

Actualmente el hábil abogado Madile intenta enfilarse en las listas del senador Emiliano Durand para lograr otro periodo al frente del Concejo. Capítulo aparte merece su paso por dicha institución, en donde sobraron los nombramientos y entregas de placas alusivas, pero faltaron ordenanzas que ayuden a la gente.

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