Ciencia al alcance del Pueblo y una semana al calor de las energías renovables

La comunidad científica abrió sus puertas en la UNSa para divulgar proyectos y despertar vocaciones en los más chicos. Una convocatoria que desbordó con la visita de unas 2 mil personas.

Por Emiliano Frascaroli

Venga profe, vea, ya sabemos más que usted”, invita un niño a su docente a conocer sobre Robótica. “Vos la vas a ver bien porque andas siempre en la luna”, bromea un profesor a su alumno mientras hacen fila en el Telescopio. “Sabés qué difícil es que estos chicos piensen en llegar a la Universidad”, reflexiona una maestra, mientras los estudiantes a su cargo van y vienen de un experimento a otro.

Las frases tuvieron lugar en el predio del Instituto Nacional de Energías No Convencionales (Inenco) de la Universidad Nacional de Salta, sede local de la Semana de la Ciencia y la Tecnología, y dan cuenta de que con la divulgación y la pedagogía se puede despertar el interés en la ciudadanía respecto a conocimientos comúnmente relacionados a un grupo reducido de personas, cuyos estereotipos suelen ser de «nerds».

Asimismo, cabe decir, el contexto influye en la construcción de la relación docente-estudiante al estar inmersa en un contexto económico y social en particular. De igual forma lo hace la tendencia del mercado global respecto a lo que se denominan “nuevos profesionales” y las demandas civiles en torno al cuidado del medioambiente: la programación o la robótica y la energía solar o eólica, por mencionar algunas.

Al menos 25 stands conformaron un circuito de exhibición de proyectos de investigación que docentes-investigadores y estudiantes avanzados de la Facultad de Ciencias Exactas pusieron a consideración de unas 2 mil personas que visitaron la feria científica durante cuatro días.

Desde la organización ponderaron la invitación a instituciones educativas de diferentes puntos de la provincia, a tal punto que arribaron a la capital niños y niñas de  San Antonio de los Cobres, La Merced, Rosario de Lerma, La Caldera, Vaqueros, entre otras localidades.

Estudiantes toman nota en el circuito de Energía Solar – Foto: Inenco

Fue tal el éxito de la convocatoria que aún en su desarrollo, la casilla de mensajes del e-mail seguía recibiendo consultas de docentes o autoridades de alguna escuela para interiorizarse al respecto. Incluso más: algunas escuelas asistieron directamente al lugar para no perder la oportunidad de conocer una parte del inmenso- y a veces cerrado- mundo académico.

Recorriendo la Feria

Tableros electrónicos con el cobre como conductor, un cuarto oscuro para inmiscuirse en la óptica a través de humos, experimentos propios de la mecánica con demostraciones de fuerza cotidiana, combinación de fluidos y reacciones químicas, bromatología y supervisión de alimentos, juegos matemáticos, una mirada por el telescopio y fotografías tomadas desde su lente, conversión de la energía solar en energía eléctrica y cocción de alimentos, el funcionamiento sincronizado de la robótica, las plantas y edificios eficientes para salvaguardar el medioambiente y generar mecanismos que disminuyan el consumo de energía convencional en los hogares, elementos para el secado de alimentos, mecanismos de purificación del agua, generación de bloques para una construcción sustentable que incorpore deshechos, ejemplos de cómo el suelo incide en el impacto de las lluvias, gestión de recursos naturales, enfermería y cursos intensivos de RCP.

Enfermeras/os explican RCP a estudiantes del jardín

Así fue el circuito propuesto para divulgar trabajos científicos que hacen a la actividad del Inenco y de la Facultad. Se sumó un recorrido por el predio universitario en el que los Centros de Estudiantes ahondaron en las carreras de cada unidad, además de las visitas al Observatorio Astronómico en el edificio central. El objetivo general: incentivar vocaciones y despertar el interés por la continuidad en los estudios. Las altas temperaturas acompañaron la muestra con un tono particular: el sol radiante optimizó el uso de los artefactos, aunque también provocó que los chicos busquen agua cada dos por tres para refrescarse.

Niñas ven atentamente la exposición de Robótica – Foto: Inenco

Las sonrisas en los organizadores y docentes invitados no tardaron en llegar cuando veían a un niño subiéndose a una silla para mirotear por el telescopio, cuando la sorpresa invadía la niñez al momento en que la rana o el autito se echaban a andar en la parte de robótica o cuando podían disfrutar de los panes caseros hechos en las cocinas solares.

Estudiantes observan la cocción de panes caseros en artefactos que utilizan la energía solar – Foto: Inenco

También fue un espacio familiar y el director del Inenco, Miguel Ángel Condorí, aprovechó para invitar a su hijo y esposa a recorrer el circuito de la feria mientras explicaba el funcionamiento de cada experiencia. No faltó la profesora que se volvía a un stand a preguntar algo que despertó su interés, ni mucho menos las consultas sobre la vida universitaria de los jóvenes que transitan su último año del secundario, desde qué carreras hay hasta cuánto cobra un docente universitario. Los chistes entre docentes y estudiantes pusieron color a los días.

Al cierre de la jornada, el viernes por la tarde, Hoyos celebró el trabajo interdisciplinario logrado entre estudiantes y docentes-investigadores de Exactas y de Humanidades a partir de acuerdos que incluyeron la convocatoria a Becas de Formación, razón por la cual quien suscribe participó activamente del evento. Este trabajo mancomunado permitió potenciar la difusión y lograr reunir una importante cantidad de visitas en el predio del Inenco. La elaboración de vídeos, a su vez, permitió el registro de ciertas experiencias creando una especie de reservorio, el cual podría potenciarse con el tiempo. Siempre con el objetivo de popularizar la ciencia, y de trasladar el interés por los cambios que puede lograr la misma a los jóvenes.

Una docente participa de la exposición de Mecánica mientras sus estudiantes la filman

En foco

Las exposiciones de la Semana de la Ciencia giraron en torno, grosso modo, a la aplicación de tecnología amigable con el ecosistema: reutilizar productos descartables, incorporar el aprovechamiento de “energía barata” (el sol, por caso), propender a disminuir el consumo de energías convencionales en el hogar, incorporar en la construcción bloques diseñados teniendo en cuenta las temperaturas (que hagan a los ambientes más frescos en verano y que absorban calor en invierno, por ejemplo) o instaurar un jardín vertical que permita refrescar un ambiente, entre otras.

Podemos decir que se trata de una tendencia cada vez más arraigada en las sociendades-mundo: el reclamo civil al capitalismo global y a los Gobiernos es que cuiden el medioambiente. La presión social es tal que ha logrado despertar el interés en tantos jóvenes que antes no se involucraron en otros reclamos de tinte político, aunque fuere algo más «lavado».

Camila Gea Salim, arquitecta y becaria doctoral, muestra un bloque sustentable para la construcción de edificios que podrían lograr bajar el consumo de energías convencionales en los hogares

Para mencionar casos concretos podemos referir al Acuerdo de París firmado a fines de 2015 por 195 países que se comprometieron a implementar políticas de Estado contra el cambio climático. Éste tuvo como triste desenlace la retirada del gobierno estadounidense con la llegada de Donald Trump al poder. Con respecto a un caso local, es loable mencionar el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que convalidó la constitucionalidad de la Ley de Glaciares en contra de un reclamo de la minera Barrick Gold.

El contexto hace impostergable la necesidad de actualizar los marcos legislativos y jurídicos sobre las distintas actividades privadas de forma tal que se respete el derecho de las personas a vivir en un ambiente sano, y al mismo tiempo cuidarlo para generaciones venideras.

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